
MICRORRELATOS
Concurso Microrrelatos Premio Mandarache.
Concurso de Microrrelatos Mandarache
Concurso de Microrrelatos Mandarache
Además de los premios a los autores ganadores del Premio Hache y el Premio Mandarache, hay 6 premios complementarios a los que pueden optar los jóvenes inscritos así como departamentos de enseñanza o entidades no docentes. El plazo de presentación de todos los premios complementarios finaliza el 09 de abril
Las bases se pueden encontrar en esta misma página o en la web oficial https://premiomandarache.cartagena.es/concursos.asp dentro de la sección CONCURSOS.
Todos los premios serán entregados en la gala de entrega del Premio Mandarache el próximo mes de mayo.
Antes de presentarte, consulta las bases del concurso.
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“Estoy gorda” pensé al mirarme en el espejo, pero seguramente nadie habrá notado la leve barriga que sobresale de mi torso. “Tengo acné” pensé al mirarme en el espejo, pero seguramente nadie habrá notado los cuatro puntitos rojos de mis mejillas. “Llevo el pelo fatal” pensé al mirarme en el espejo, pero seguramente nadie habrá notado la casi invisible caspa de mi raíz. Al final nuestros mayores enemigos somos nosotros mismos.
Te quiero y supongo que eso es lo que me fastidia. Me fastidia anhelar tus bromas. Me fastidia echarte de menos cuando no sé si quiera si te gustan mis rarezas.
Yo amo tus chistes malos, tus gestos extraños para que me ría y tus ojos cerrados tras tu sonrisa.
No lo sabrás pero quizá no siempre nos hayamos cruzado por casualidad. Quizá esa “casualidad” tuya siempre fue un “a propósito” mío. Te quise aún más cuando me buscaste, sin saber que yo ya había planeado tu búsqueda. Te quiero y me jode no poder controlarlo.
Vi como mi vida pasaba frente a mis ojos. Observé todos los errores que había cometido y pensé en cómo podía haberlos evitado cuando tuve la oportunidad. Todo lo que podía haber cambiado y en especial las cosas de las que me arrepentía. Comencé a agobiarme por el futuro, por los errores que cometeré y que no podré cambiar porque no sabré como.
Fue entonces cuando pestañeé y vi que toda esa espiral; en la que había contemplado todos los fracasos de mi vida, incluso los que aún no habían ocurrido, no me había tomado más de dos minutos imaginarla.